jueves, 31 de mayo de 2007

La Dama de Shalott (Loreena McKennitt)

A ambos lados del río reposan
Largos campos de cebada y centeno,
Que visten la colina y alcanzan el cielo;
Y a través de los campos el camino transcurre
Hacia la muy almenada Camelot;
Arriba y abajo las gentes se afanan,
Contemplando dónde los lirios se mecen
Cerca de una isla allí abajo,
La isla de Shalott.

Los sauces palidecen, los álamos se estremecen,
Al crepúsculo la suave brisa hace tiritar
Las olas que se desplazan eternamente
Cerca de la isla en el río
Que fluye río abajo hacia Camelot.
Cuatro grises muros, y cuatro grises torres,
Observan desde lo alto un campo de flores,
Y la silenciosa isla esconde
La Dama de Shalott.

Sólo los segadores, que temprano siegan,
Entre la espesa cebada
Escuchan una canción que resuena alegremente
Desde el río es traida por el viento claramente
Abajo hacia la almenada Camelot;
Y al salir la luna el agotado segador,
Apilando fardos en el altiplano,
Escuchando, sussurra “es el hada
La Dama de Shalott.”

Allí teje noche y día
Una tela mágica de alegres colores,
Escuchó un susurro que decía,
Que sobre ella una maldición caería si seguía
Mirando río abajo hacia Camelot.
Ella desconocía lo que la maldición sería,
Así que siguió tejiendo constantemente,
Y escasas preocupaciones mas tenía,
La Dama de Shalott.

Y pasando por delante de un espejo,
Que cuelga delante de ella todo el año,
Las sombras del mundo aparecen.
Allí vislumbra la carretera cercana
Serpenteando río abajo hacia Camelot;
Y a veces a través de la bruma del espejo
Los caballeros llegaban cabalgando de a dos.
Ella no tenía un caballero fiel,
La Dama de Shalott.

Pero en su tela hallaba deleite
Tejiendo las visiones del mágico espejo,
Continuamente durante las silenciosas noches
Un funeral, con penachos y luces
Y música, llegó a Camelot;
Cuando la luna estaba en lo alto,
Llegaron dos jovenes amantes recien casados.
“Estoy cansada de sombras,” dijo
La Dama de Shalott.

A disparo de arco de su cenador,
Él cabalgo entre los fardos de cebada,
El sol llego centelleando entre las hojas,
Y llameó sobre las bronceadas grebas
Del valiente Lancelot.
Un caballero de la roja cruz
…arrodillado para siempre]
Ante una dama sobre su escudo,
Aquello destelló en el amarillo campo,
Junto a la distante Shalott.

Su ancha y despejada frente al sol resplandeció
En bruñidos brincos su caballo de batalla trotó,
Sobresaliendo bajo su yelmo flotaban
Sus rizos negros como el carbón
…mientras cabalgaba,]
Mientras cabalgaba río abajo hacia Camelot.
Desde la ribera y desde el río
Relampageaba en el espejo de cristal,
“Tirra Lirra,” cerca del río
Cantó Sir Lancelot.

Dejó la tela, dejó el telar,
En tres zancadas atravesó la estancia,
Vió al nenufar florecer,
Vió el yelmo y la pluma,
Miró río abajo hacia Camelot.
Voló la tela y se alejó flotando;
El espejo se quebró de parte a parte;
“La maldición viene a por mi,” sollozó
La Dama de Shalott.

En la tempetuosa ventisca que soplaba del este,
Los amarillentos bosques se estremecían,
La ancha corriente en sus riberas clamaba.
Fuertemente la lluvia caía
Sobre la almenada Camelot;
Se llegó a la orilla y un bote halló
Bejo un sauce flotando abandonado,
Y cerca de la proa escribió
La Dama de Shalott.

Y río abajo las aguas turbias se expandían
Como un vidente en trance,
Vaticinando su propio infortunio
Con vitreo semblante
Miró hacia Camelot.
Y al final del día
Soltó amarras y se recostó;
La poderosa corriente la condujo lejos,
La Dama de Shalott.

Se escuchó una cántiga, lúgubre, melancólica,
Entonada con fuerza, entonada suavemente,
Hasta que su sangre se congeló lentamente
Y sus ojos se apagaron por entero.
Vueltos hacia la almenada Camelot.
Y allí llegó con la marea
A la primera casa cercana a la orilla,
Cantando su canción murió,
La Dama de Shalott.

Bajo la torre y la balconada,
Cercano al muro del jardín y la galería,
Como una brillante figura pasó flotando,
Con la palidez de la muerte entre las altas casas,
Silenciosa hacia Camelot.
Desde los embarcaderos acudieron,
Caballero y burgués, señor y dama,
Y en la proa leyeron su nombre,
La Dama de Shalott.

¿Quién es? Y ¿que es esto?
Y en el cercano palacio iluminado
El sonido de los festejos reales murió;
Y se santiguaron temerosos,
Todos los caballeros de Camelot;
Pero Lancelot pidió silencio
Dijo, “Tenía un hermoso rostro;
Dios en su misericordia le otorgo esa gracia,
La Dama de Shalott.”

On either side of the river lie
Long fields of barley and of rye,
That clothe the wold and meet the sky;
And thro' the field the road run by
To many-towered Camelot;
And up and down the people go,
Gazing where the lilies flow
Round an island there below,
The island of Shalott.

Willows whiten, aspens quiver,
Little breezes dusk and shiver
Thro' the wave that runs for ever
By the island in the river
Flowing down to Camelot.
Four grey walls, and four grey towers,
Overlook a space of flowers,
And the silent isle embowers
The Lady of Shalott.

Only reapers, reaping early,
In among the bearded barley
Hear a song that echoes cheerly
From the river winding clearly
Down to tower'd Camelot;
And by the moon the reaper weary,
Piling sheaves in uplands airy,
Listening, whispers “'tis the fairy
The Lady of Shalott.”

There she weaves by night and day
A magic web with colours gay,
She has heard a whisper say,
A curse is on her if she stay
To look down to Camelot.
She knows not what the curse may be,
And so she weaveth steadily,
And little other care hath she,
The Lady of Shalott.

And moving through a mirror clear
That hangs before her all the year,
Shadows of the world appear.
There she sees the highway near
Winding down to Camelot;
And sometimes thro' the mirror blue
The knights come riding two and two.
She hath no loyal knight and true,
The Lady Of Shalott.

But in her web she still delights
To weave the mirror's magic sights,
For often thro' the silent nights
A funeral, with plumes and lights
And music, went to Camelot;
Or when the moon was overhead,
Came two young lovers lately wed.
“I am half sick of shadows,” said
The Lady Of Shalott.

A bow-shot from her bower-eaves,
He rode between the barley sheaves,
The sun came dazzling thro' the leaves,
And flamed upon the brazen greaves
Of bold Sir Lancelot.
A red-cross knight
…for ever kneel'd]
To a lady in his shield,
That sparkled on the yellow field,
Beside remote Shalott.

His broad clear brow in sunlight glow'd;
On burnish'd hooves his war-horse trode;
From underneath his helmet flow'd
His coal-black curls
…as on he rode,]
As he rode down to Camelot.
From the bank and from the river
He flashed into the crystal mirror,
“Tirra Lirra,” by the river
Sang Sir Lancelot.

She left the web, she left the loom,
She made three paces thro' the room,
She saw the water-lily bloom,
She saw the helmet and the plume,
She looked down to Camelot.
Out flew the web and floated wide;
The mirror cracked from side to side;
“The curse is come upon me,” cried
The Lady of Shalott.

In the stormy east-wind straining,
The pale yellow woods were waning,
The broad stream in his banks complaining.
Heavily the low sky raining
Over towered Camelot;
Down she came and found a boat
Beneath a willow left afloat,
And round about the prow she wrote
The Lady of Shalott

And down the river's dim expanse
Like some bold seer in a trance,
Seeing all his own mischance
With a glassy countenance
Did she look to Camelot.
And at the closing of the day
She loosed the chain and down she lay;
The broad stream bore her far away,
The Lady of Shalott.

Heard a carol, mournful, holy,
Chanted loudly, chanted lowly,
Till her blood was frozen slowly,
And her eyes were darkened wholly,
Turn'd to towered Camelot.
For ere she reach'd upon the tide
The first house by the water-side,
Singing in her song she died,
The Lady of Shalott.

Under tower and balcony,
By garden-wall and gallery,
A gleaming shape she floated by,
Dead-pale between the houses high,
Silent into Camelot.
Out upon the wharfs they came,
Knight and burgher, lord and dame,
And round the prow they read her name,
The Lady of Shalott.

Who is this? And what is here?
And in the lighted palace near
Died the sound of royal cheer;
And they crossed themselves for fear,
All the knights at Camelot;
But Lancelot mused a little space
He said, “She has a lovely face;
God in his mercy lend her grace,
The Lady of Shalott.”

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Extraordinaria. Gracias.

Anónimo dijo...

Gracias!!!